jueves, 3 de diciembre de 2009

Los pepinos no se tiran.

Los agricultores de la Costa están asociados en cooperativas que no defienden para nada el precio de origen. Muy al contrario, hacen soportar las turbulencias del mercado y la deflación en el trabajador del invernadero. Hastiados del ridículo precio del pepino, los agricultores han venido protestando en toda la Costa. El hecho más significativo fue el arrojo de pepinos en la playa de Carchuna. Pero esta medida sólo aporta insalubridad a nuestro mar y no resuelve el problema del campo granadino. La única solución es crear sociedades, desde los propios agricultores, que vendan el pepino de calidad a un precio razonable, o tratar de evitar a los intermediarios en la venta del producto. Eso sí, las cooperativas les agasajan con fiestas, regalos y comidas, pero no defienden el pan de estos obreros, que tienen que arriesgar el año comprando productos fitosanitarios más caros que en origen a esas cooperativas. Organícense, porque la Unión Europea no va a estar toda la vida protegiendo la renta del agricultor.
Es más, el tomate que se compra mayormente es marroquí, sin tener la misma calidad que el de nuestra tierra y con una mano de obra, casi esclavista. Los pepinos no se tiran a la playa. Es mejor, regalarlos en las colas del paro con las cámaras de televisión registrando la protesta.